sábado, 11 de diciembre de 2010

soñando despierta

La luna se encontraba observándome desde a lo lejos, estaba tan hermosa como siempre, pero esta noche tenía un significado especial para mí. Esta luna era diferente a las demás. Se veía enorme, con una luz casi cegadora y muy blanca.
La luz de la luna cubría todo el jardín, tanto que se alcanzaba a ver las hermosas rosas amarillas, rojas y blancas y todas las demás flores que no me importan como se llaman pero de igual manera también son hermosas. Todo es más bello junto a la luz de la luna
Yo no puedo decir que soy muy hermosa pero en esta alucinación me veía como la más hermosa de todas. Mi piel canela tenía un color parejo, mis piernas se veían largas y sexys y mi cintura junto a mi abdomen se veían como salidos de un sueño, claro que eso era todo, solo un sueño.
Creo que todo mi esfuerzo había valido la pena para esta noche, mi sedoso cabello largo se encontraba recogido en una elegante moña, mi maquillaje era perfecto, ni mucho, ni poco, mis tacones eran negros como una noche sin estrellas y mi vestido parecía sacado de un libro de fantasía. El vestido era escotado, azul brillante. Por esos momentos me sentí parte de la noche, no atrapada por ella.
Escuche pasos acercándose y gira mi mirada rápido hacia ese lugar en que procedía tanto ruido y lo vi.
El también parecía parte de la noche, no, más que eso, el parecía la luna. Sus ojos azules relucían bajo su cabello negro azabache. Algo que me encantaba de él era su sonrisa, su altura y su cuerpo musculoso (aunque no tan musculoso).
- Perdona, no sabía que te encontrabas aquí.- Dijo él con una voz extremadamente sexy.
- No, no te preocupes, yo ya me hiba.- Respondí yo rápidamente para no incomodarlo.
- Lina, ¿no es cierto?- Pregunto por mi nombre sonriéndome y yo me perdí en sus caninos blancos que sobresalían sobre toda su dentadura.
- si, y tu eres Christian.
- Exacto.- Volvió a sonreír. Sentí como toda la sangre de mis venas corría hacia mis mejillas. Ojala que no se dé cuenta, me decía a mí misma.
- ¿Segura que te vas a ir? O ¿te podrías quedar un rato conmigo? La fiesta se torno muy aburrida.
No lo pude evitar, mi corazón estallo. Creo que si él hubiera puesto más atención hubiera notado como mi pecho se movía a mil por hora.

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